domingo, 8 de mayo de 2011

Con la frente en alto

Supongo que en algún momento en la mente de todos se ha presentado algún pensamiento que manifieste nuestro enojo por determinada situación. El día de hoy tuve varios de estos pensamientos. En lo personal me desagrada enojarme con alguien o por algo, me parece que es una forma poco viable para solucionar un problema. Por eso reconozco el esfuerzo  y compromiso de todos aquellos que organizaron y se sumaron a la marcha del día de hoy por la paz en este país.

Si bien me pareció que ciertos grupos se “colgaron” la causa (como siempre), no dudo que los que fueron por convicción y por querer poner su granito de arena lo hicieron porque creen que acciones como esta son una muestra de que no todo es violencia y palabras al viento. Debo confesar que este ambiente de inseguridad (en todos sentidos) que se percibe en la sociedad es contagioso, pero sin duda no todos hemos vivido la situación de igual forma.

Creo que hay zonas donde de verdad el miedo, la inseguridad y la pérdida de control por parte de las autoridades es evidente, y donde los muertos suman cantidades vergonzosas; pero también sé que no todo es como lo pintan los medios de comunicación (algunos más responsables que otros). Y lo menciono, porque estoy convencida de que somos la sociedad civil, los que nos asumimos como ciudadanos de este país, los que hemos contribuido enormemente a que esta situación sea tan grave. Desde luego no pienso que por ello esté justificada la muerte de miles de personas inocentes, que sin deberla ni temerla, se encontraron con una bala que les quitó la vida.

Simplemente considero que no todo tiene que ver con culpar al que tiene que dar la cara, con hablar por hablar, criticar sin conocer al menos más de una realidad, y sobre todo exigir sin dar algo a cambio. Tal parece que en esta sociedad se nos olvida que cada uno tiene obligaciones y derechos, y que cada uno (el político, el maestro, el policía, el abogado, el estudiante, el militar, el poeta, el albañil, la ama de casa, la mujer liberal, el homosexual, el rico, el pobre, etc.) tiene que velar porque se hagan valer y por cumplir con el pedazo de pastel que nos toca. Cada uno tenemos un papel en esta sociedad y hay que cumplirlo y defenderlo siempre con la frente en alto.

Si los que están arriba no hacen bien su función, está bien manifestarlo y pedir que cumplan con lo que se les ha encomendado, pero siempre teniendo conciencia de que se ha cumplido también con la parte correspondiente. Y lo menciono, no porque yo no esté hasta la madre de tanta impunidad, pero creo firmemente que no todos luchamos de la misma manera y al mismo tiempo por defender las causas. Sean o no nuestras, si las vamos a defender hay que hacerlo de  manera responsable y respetuosa, porque no sabemos en que momento aquel contra el que luchamos será nuestro mejor aliado.

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