domingo, 15 de mayo de 2011

¡Gracias totales! (jajajajajajaja)


Debo confesar que alguna vez pensé en estudiar en la Normal Superior de Maestros, un poco influenciada por el entorno familiar y otro poco porque pensaba que esa era la profesión que realmente me gustaría ejercer, sin embargo decidí no dejar mi lugar en la UNAM y me olvidé del asunto.  El día de hoy recordé eso y no pude evitar pensar qué habría pasado si yo hubiese tomado tal decisión.

Ahora me queda claro que no cualquiera puede ser maestro, no porque sea algo del otro mundo, sino porque no cualquiera tiene la vocación de serlo, por más profesionales que conozcamos en las aulas, no a todos recordamos cuando miramos atrás. Puede que muchos maestros con los que nos hemos topado en la vida hagan su trabajo como se debe, pero pocos son los que logran ir más allá de un texto, de una formula, de un libro, aquellos que fueron nuestros maestros en el aula y en la vida se cuentan con una mano.

Creo que no hay una profesión más rica en experiencias que la de ser maestro, en todos los niveles educativos y de cualquier materia, estar frente a un grupo de completos desconocidos al inicio y terminar conociéndolos más de lo que lo hacen en sus propias casas deber ser algo que pocas cosas pueden reemplazar. Además se necesita mucho valor y mucho estómago para responsabilizarse por la educación de aquellos que no son sus hijos.

Para todos ellos y ellas mi más sincero agradecimiento y respeto a su profesión. Si bien muchas cosas van cambiando con el paso del tiempo, y vendrán generaciones nuevas de maestros, los que yo tuve fueron los mejores, quizá de la vieja escuela, pero cada uno con algo lindo para recordar y agradecer.

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