Y sucede que mientras en otras partes del mundo gobiernos autoritarios hacen ver lo que es tener el monopolio del uso de la fuerza (de una forma salvaje), y la gente se sigue muriendo de hambre, algunos gobiernos en América tienen “problemas” de “entendimiento” sobre el vuelo de aviones en territorio del otro, Steve Jobs se reúne con Obama, terremotos sacuden poblados dejando muertos y heridos, el Príncipe de Inglaterra y heredero al trono planea su boda (o se la planean), entre muchas otras cosas (esas que provocan que en este mundo exista de que hablar), en nuestro país la guerra entre adinerados y poderosos es la misma (o poderosos–adinerados contra lo mismo, da igual al final de cuentas).
Así es, o qué de relevante puede tener (obvio para todos aquellos que no somos accionistas de Televisa o Tv Azteca) que el señor Carlos Slim (y desde luego la directiva de grupo Carso, en especial los encargados de Dish México y socios que los acompañen) decida retirar su publicidad de dichas televisoras ante un aumento de tarifa por el espacio en la primera y a causas aún no reveladas en la segunda. Puede que la relevancia de estas notas, que pueden reflejarse un tanto morbosas en los diarios, sea su trasfondo; ya que no olvidemos el pleito que desde hace tiempo se trae SCT y COFETEL con Telmex por la concesión de televisión, y que en medio se encuentran los intereses de los monopolios televisivos que se niegan a aceptar a un competidor importante como es Dish, que (sin afán de promocionarlo) ofrece una opción de televisión de paga accesible y con una cobertura que incluso a Cablevisión le ha costado superar.
¿Qué hay en el fondo de todo esto?... dinero y el poder de controlar los medios de comunicación, y que mejor la televisión; lo anterior, sumado a los buenos contactos para frenar cualquier licitación por parte de los representantes de Televisa, es una muestra de lo nefasto que resulta este país si de administrar los recursos se trata, ya que preferible quedar bien con Don Azcárraga Jean que abrir a la libre competencia un espacio que pertenece a la nación, no a dos o tres sujetos.
No es que apoye a Slim y sus empresas (porque si de monopolios hablamos puede que empate con el ya mencionado dueño de Televisa), pero me parece que esto es un ejemplo muy ilustrativo de que lo único que le importa a los empresarios en este país es quedarse con la “rebanada” más grande del pastel sin importar por encima de quien se pase.
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