El día de hoy me he quedado impresionada leyendo las noticias, mi asombro se debió a una nota acerca de los mineros atrapados en la mina San José, en Chile, desde el 5 de agosto pasado. Resulta que el día de ayer lograron llegar los cuerpos de rescate al punto en donde la salida de los hombres atrapados es viable, sin embargo no será fácil. Sin duda es un acontecimiento relevante para Chile, no sólo porque el rescate fue posible, sino por una cuestión de imagen tanto del gobienro como de la empresa minera.
Pese a que las personas que están atrapadas saldrán hasta el próximo miércoles, la organización allá abajo y arriba se está desarrollando para que sea exitosa; en conferencia con los mineros, integrantes del gabinete chileno les han dado instrucciones para prepararse para el momento de su salida, la cual no se espera que sea fácil puesto que tendrán que subir en una cápsula, de 53 cm. de diámetro, unos 700 metros aproximandamente durante 15 minutos o más. Sin duda serán momentos estresantes para todos por lo que la planeación detallada es vital y la condición, física y emocional, de los mineros también.
Desde luego mi asombro no fue a causa del rescate, el cual me emocionó, sino por la reacción de algunos mineros que durante la conferencia manifestaron que no querían salir. ¿Pueden creerlo?... al inicio yo no; me costó trabajo asimilar que un hombre que ha estado atrapado por 70 días a unos 700 metros debajo de la superficie terrestre se rehúse a salir del encierro.
Los motivos: muchos no saben cómo se sentirán al salir, temen por su salud (y con justa razón puesto que han sufrido cambios fisiológicos importantes, su metabolismo cambió, sus fuerzas ya no son las mismas por su peso bajo, y factores como la luz pueden ser peligroso para su salud al momento de su salida ya que no han tenido contacto con ella desde hace tiempo); otros no quieren salir por romper el recórd de ser el hombre que duró más tiempo atrapado bajo tierra (lo cual me parece gracioso ya que creo que no existe un record así, anteriormente han muerto) y ahora se pelean por ser los últimos en salir; hay dos de ellos que no quieren salir porque a su salida los esperan dos mujeres (amante y esposa, ambas ya se conocen) y desde luego el miedo a enfrentarse a ambas los lleva a querer quedarse allá abajo.
Sin duda las circunstancias son adversas, pero ¿no les parecen asombrosas sus razones para quedarse?; claro que ninguno de nosotros nos imaginamos estar en sus circunstancias, pero créanme, si yo estuviera atrapada y me fueran a rescatar sería de las primeras en querer salir.
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