jueves, 28 de octubre de 2010

Dolor+muela= visita al dentista




Lo siento, pero el día de hoy sólo puedo pensar en el dolor… sí, así es, pero afortunadamente es físico, porque los de otro tipo son difíciles de sanar. Les comparto que tengo dolor de muelas, lo que inevitablemente me hace pensar en el dentista; esa persona que en la infancia nos hace sufrir con sus aparatos ruidosos y en ocasiones dolorosos en nuestras pequeñas bocas. 

Y es que quién no recuerda las visitas a esos consultorios fríos y blancos, al menos en mi caso así lo eran ya que acudí por algunos años una vez al mes al dentista; no ha sido la peor experiencia de mi vida, pero sí una que no recuerdo con mucha alegría. Tal vez sea por eso que no he regresado en algún tiempo con el señor que hizo que mi dentadura no pareciera una réplica de la casa del tío chueco.

Pero, ¿por qué le tememos al dentista?, sé que no todos pero los que sí, alguna buena excusa siempre tenemos para evadir esa rigurosa visita que debemos hacer cada seis meses (en teoría, y según los marcas de dentífricos). Considero que uno de los principales es el tiempo, ¿o no?, siempre decimos que no tenemos tiempo, porque siempre hay cosas más urgentes que hacer que checar nuestra salud bucal. Otro pretexto muy bueno es el miedo a los aparatos del consultorio, el ruidito que producen, los piquetes, el mal sabor de las pastas para moldes, etc., esta excusa la hubiera compartido hace tiempo, pero como ahora ya no, les platico a los miedosos que no pasa nada malo, podrá doler un poquito, o más bien ser incómodo, pero del suelo no pasan.

Sea como sea esa visita la tenemos que hacer todos, después de todo, ir al dentista no es tan malo. Te sirve para ver la televisión después de mucho de no verla, y sobre todo checar qué tipo de programas andan al aire, qué telenovelas hay para criticarlas a gusto; revisar lo que se lee, es decir las revistas de chismes, baratos o de la “alta”; cansarse del ruido de los niños que llevan sus mamás que parece que no lo son puesto que son tan ruidosos que se nota en las caras de las pobres madres que un minuto más y le dan un golpe al chamaco, y por consiguiente uno dice: no quiero verme nunca en esa situación; también podemos checar las técnicas del tejido, punto de cruz, etc., porque nunca falta en una sala de espera una mujer que esté tejiendo o bordando, para “matar” el tiempo; y así, podemos enumerar varias situaciones “curiosas”.

Así que ir al dentista puede resultar toda una odisea, pero al final los problemas dentales son solucionados, por lo que la agonía previa se compensa. Y no lo olviden, acudan a la primera molestia, no dejen todo al final, cuando el dolor sea tal que en lo único que piensen sea en él y terminen escribiendo en su blog sobre las visitas al dentista.

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