La ejecución de Tony Tormenta es el último “éxito” den la lucha contra el narco que el gobierno federal presume con bombo platillo desde el viernes pasado, y es que Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén presunto líder del cártel del Golfo y uno de los narcotraficantes más buscados tanto por el gobierno mexicano como el estadounidense. Pero ¿por qué es tan importante este personaje?...
El argumento más relevante sin duda tiene que ver con que es hermano de Osiel Cárdenas Guillén (arrestado en 2003 y extraditado en 2007 a Estados Unidos) ex líder del cártel cuyo centro de operaciones es Tamaulipas, por lo menos uno de sus centros; su liderazgo dentro de la organización se ha mantenido desde mediados de la década de 1990 tras la serie de asesinatos que se presentaron al interior de ésta desde la caída de Juna García Ábrego. Fue precisamente Osiel quien a partir de 1999 comenzó a reclutar a un grupo de ex militares (Los Zetas) para que sirvieran como el brazo armado de la organización. Aún después de su captura y estando en el penal de “máxima seguridad” de la Palma, en Almoloya, continuó con la dirección del cártel. Sin embargo en 2008 el nuevo líder fue identificado como Heriberto Lazcano Lazcano, conocido como el “Z-3” o “el Lazca”; lo cual repercutió seriamente al interior de la organización.
Al no ser Ezequiel el nuevo líder tras la extradición de su hermano, comenzó una lucha por el control del cártel del Golfo, ya que por un lado está Ezequiel y otro personaje llamado Eduardo Costilla Sánchez, y por el otro el Z-3 y Miguel Treviño Morales. En lo que para muchos es un proceso de transición del cártel; a mi me parce que se trata de un reacomodo por el control de las plazas, ya que inmediatamente después de que Osiel fuera extraditado comenzó una serie de traiciones entre los Zetas y los hermanos Beltrán Leyva hacia el cártel del Golfo para irse en contra del cártel de Sinaloa liderado por Ismael “el Mayo” Zambada y Joaquín Loera “el Chapo”; lo que ha ocasionado miles de muertes, incrementadas con la participación del ejército.
Muchas columnas en los diarios locales (Tamaulipas) y de circulación nacional, han señalado que la ejecución de Ezequiel Cárdenas Guillén representa “un favor” para el Chapo ya que era considerado uno de sus principales enemigos. Sea como sea los hechos del pasado viernes no son mas que la evidencia de la descomposición al interior de las organizaciones criminales que se disputan las plazas al norte del país; ya que de acuerdo con lo señalado por la SIEDO, la SEDENA y la SEMAR, el operativo planeado con seis meses de antelación para capturar al capo, además de implicar el desplazamiento de más de 660 elementos de la marina, 3 helicópteros y 17 vehículos sin contar a las fuerzas especiales de la SEDENA, fue estructurado gracias a la información de jefes policiacos municipales y estatales que habían sido arrestados meses atrás por estar ligados a dicha organización.
Nada más como dato curioso les platico que desde 2007 el cártel había “comprado” protección en Tamaulipas y a todas las instancias de gobierno para favorecer a Cárdenas Guillén y a Costilla Sánchez, por lo cual su muerte me resulta llena de misterios. Desplazar a tantos elementos, hacer tanta faramalla de lo preparado que está el ejército para capturar a un narco tan “peligroso” como si se tratara de una película de Hollywood (cuando en realidad lo acontecido la tarde del viernes rebasó por mucho a la películas entre buenos y malos), para que al final salgan las autoridades a decirnos que hasta el Presidente Obama se congratula del éxito del operativo, cuando en realidad no son mas que los costos de una guerra que el gobierno federal insiste en ganar una vez que ha quedado claro hasta dónde ha sido rebasado.
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