Y así está el mundo: de cabeza. ¿Miento acaso?, no, sólo hagan un recuento, Japón la pasa mal, Libia la pasa mal, Patricia Espinosa la pasa mal, las personas atrapadas en el tránsito la pasan mal, ustedes y yo hemos pasados momentos no muy agradables. Así es, esta entrada es una queja por los malos días de la semana, que cualquiera pudo haber tenido.
Para mí, debo confesar, que fue una semana por demás difícil en muchos sentidos, de todo me pasó, pero lo peor fue el día de ayer cuando unos individuos que no merecen mi respeto, tuvieron a bien asaltarme, usando sus técnicas de violencia poco soportables por alguien de mi complexión, lograron quitarme todas mis pertenencias. Por fortuna no me metieron un balazo y hoy puedo escribir muy tranquilamente en este espacio.
Declaro mi indignación por las semanas horribles en la vida de una persona; estoy enojada porque en un momento la vida puede agarrarte como su puerquito. Pero bueno, supongo que así pasa cuando sucede. No me queda más que rogar que sea viernes por la noche (¡por favor!), para así poder despejar la mente y recargar pilas para lo que venga.
Pero no todo es catástrofe, ya que por muy mala que esta semana haya sido, la verdad (acá entre nos), siempre hubo personitas que me la alegraron y dibujaron sonrisas en mí; gracias a ellas soporté tanta cosa y pasé momentos por demás agradables, dignos de guardar como un excelente recuerdo. Como sea, esta semana provocó que reflexionara algunos asuntos; por ello quisiera agradecer a todas las personitas que se tomaron la molestia de estar a mi lado: ¡gracias totales! (jajaja); por personas como ustedes siempre tuve presente que no estoy sola, y espero sepan que el apoyo es mutuo. ; )
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